Escrito por: Daniel Grant
En la actualidad se ha surgido un fenómeno nuevo donde los acontecimientos anteriormente considerados poco especiales se han vuelto eventos muy celebrados. Piensa en los “gender-reveals” que se han viralizados en TikTok, los presupuestos enormes para fiestas de niños que las generaciones de antes no gastaban y la proliferación de excusas para realizar compras como el buen-fin, mega-Monday, maxipad-martes blah blah blah, que sé yo.
De hecho, en México la gente agarra cualquier excusa para armar una fiesta; Festival del pasté, feria de Tlaxcala (¿que ni si quiera existe?), fiesta del burro etc. ¡Lo único que NO celebran es el 5 de mayo!
Es algo entendible. Vivimos en un mundo donde vemos live-streaming 24 horas de guerra y llevamos en el bolsillo un dispositivo que nos alerta de toda crisis posible mientras comemos, trabajamos, hacemos del baño, y cuando estamos con la familia ¡merecemos pasarla bien de vez en cuando!
Y aún así existen los GRINCHES. Todos conocemos a un grinch.
Eh… y si no conoces a un grinch… pues que pena contigo porque ¡el grinch ERES TU!
Y no olvidemos que el grinch original se nace de la fiesta más chévere y divertida de todas las fiestas que existen. ¡La navidad!
Para mi la navidad en Latinoamérica siempre me ha parecido una cosa algo extraña. Comer a medianoche… cenar lasaña (eww…!)… son costumbres muy ajenas a los mías.
En Irlanda al pensar en Navidad, uno casi siempre piensa en las aromas de la época: Vino calientito con especias de canela y manzana; chocolates con esencia de naranja y menta; las hierbas deliciosas de tomillo y romero con el pavo que inundan su aroma en la cocina. La combinación es algo especial que con el calor de la chimenea (normalmente artificial hoy en día) hace que las casas sean muy acogedoras.
Por supuesto la oscuridad llega a las 4 o 5 de la tarde entonces nos encerramos temprano con cobijas y pijamas cómodas para disfrutar tiempo con familia. Siempre quitamos el polvo de los juegos de mesa para disfrutarlos unos 45 minutos por promedio (¡lo que aguantamos antes de pelear sobre las reglas! Suele ser mi mama quién hace trampa primero).
Santa Claus llega el noche del 24 para dejar los regalos debajo del árbol para los niños de mi casa (mis hermanas y yo tenemos 27, 29 y 32) pero sin excepción es mi papa quién nos despierta con emoción temprano para ver que nos ha dejado (porque claro que sí, él no tiene idea que va a haber). Con cada año que crecemos incluso él se parece más y más a Santo Noel… tendremos que comprarle el traje rojo y las botas.
Cuando éramos niños, en full estilo irlandés íbamos todos los años al pub, que era de una tía mía. El lugar ideal porque cabíamos todos de la familia extendida y hubo espacio suficiente para jugar con los juguetes nuevos y hacer escandalo sin molestar a los adultos.
AHORA QUE TODOS SOMO MÁS GRANDES...
La pachanga sigue en la casa de mi tío donde el alcohol fluye, mi tía cocina dos pavos (uno para su cena, el otro para los sándwiches de recalentado), y competimos todos en el quiz familiar para definir cual equipo se llevará el titulo de los Grants más inteligentes del año. Para mi la clave de ganar es unirme con mi tía Marion (conoce todas las ciudades capitales del mundo) o mi prima Chloe (experta en deportes).
En recientes años no he podido estar en Irlanda por pandemia u otras razones. afortunadamente he tenido con quién armar una Navidad mexicana-venezolana-irlandesa con una combinación de lasaña, hallacas y pavo. Mientras haya Baileys y buena compañía la paso bien.
Con el objetivo de vivir en un Christmas Wonderland tengo muchos adornos para volver mi casa en un verdadero polo norte. Me han comentado “parece que aquí vomitaron unos elfos navideños”… buenos, ¡así es la idea! Solo que no vengan a mi casa los que tienen epilepsia porque las luces del árbol, del balcón, de la escalera, de la cocina, de la televisión, del sofá, del comedor, de la puerta, y de la pared tal vez son demasiados… Ordenar todo en enero y limpiar sí es un reto… normalmente sigo encontrando brillantina hasta finales de febrero.
¡Feliz navidad! Pásenla muy bien y si son grinches… ¡Bah, humbug!
